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Julliana Del Rio Director Gerente, Yamal Ahomed Gerente de CRM, Gustavo Zorrilla Gerente de Capacitación y Desarrollo

viernes, 25 de junio de 2010

La Responsabilidad Social Corporativa también es cosa de PYMES Fuente. Diario Responsable, Formapyme

Una de las dimensiones que cada día cobra mayor importancia en la realidad empresarial es la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Se trata de un compromiso, que puede ser social, medioambiental o de cualquier otro tipo, que adquieren las empresas para con su entorno y que permite alcanzar un equilibro en lo que da y recibe del entorno en el que trabaja.

Hasta ahora, en materia de RSC el ojo siempre ha estado puesto en las grandes empresas, no solo por su gran repercusión en su entorno, sino también por la importante labor que, desde su posición, puede llevar a cabo en este ámbito. No obstante, la RSC no es un asunto que incumba únicamente a las grandes multinacionales. Las pequeñas y medianas empresas constituyen un grupo económico que va cobrando relevancia en el panorama empresarial español, por tanto, no es de extrañar que preocupe, y mucho, las posibles repercusiones que puedan derivarse de su actividad.

De ahí la importancia de que las PYMES también asuman sus propios compromisos de RSC, estableciendo así una retroalimentación o feedback con su entorno, del cual se benefician ellos, pues tiene una importante repercusión positiva para su imagen como empresa, y los que están a su alrededor.
¿Cómo puedes desarrollar RSC en tu empresa?
A la hora de diseñar un programa de Responsabilidad Social Corporativa, es importante establecer varias fases sucesivas a fin de reducir al mínimo el margen de error en la aplicación de una iniciativa de estas características. El primer paso es realizar la siguiente pregunta: ¿qué puede aportar mi empresa a la sociedad?

En la respuesta de esta cuestión desempeñará un papel fundamental el tipo de actividad a la que se dedique la empresa. Por eso, debemos adecuar nuestros objetivos de RSC a lo que verdaderamente está a nuestro alcance y a lo que más partido podamos sacar.

En el desarrollo de este plan debemos recurrir a la ayuda de profesionales en la materia, a fin de que nos ayuden a plantear un proyecto factible, abarcable y rentable desde todos los puntos de vista. No obstante, basta con intentar destinar parte de nuestros recursos y nuestros esfuerzos a contribuir en una causa en la que creamos, buscando, sobre todo, el beneficio colectivo o social de esa acción.

Cada proyecto de RSC es diferente y no hay una tipología unánime en la que englobar las diferentes acciones en este ámbito. Pero siguiendo el ejemplo de las grandes empresas, hay unas áreas que reciben más atención que otra:

- Acciones sociales: son las destinadas a alcanzar objetivos sociales, tales como facilitar la inserción laboral a personas con algún tipo de discapacidad; el fomento del empleo entre los jóvenes; ayudas a emprendedores, etc.
- Acciones medioambientales: están encaminadas a mejorar el medio ambiente, mediante políticas ecológicas, eliminación del vertido de residuos tóxicos, campañas de reciclaje, etc. En este campo, la RSC empieza con el propio funcionamiento de la empresa en su gestión del material, por ejemplo, apostando por productos reciclados y ecológicos. A partir de ahí, el proyecto puede llegar tan lejos como uno quiera o pueda.
- Acciones formativas: la creación de becas formativas, cursos y otras actividades que contribuyan a la formación de los más jóvenes, etc.

No obstante, no siempre sale todo bien. Hay algunos errores recurrentes en la puesta en marcha de programas de este estilo que las empresas deberían evitar. Según Diario Responsable estos son algunos de los errores más comunes en materia de RSC:
“Confundir conceptos como filantropía con RSC; invertir más en publicitar las políticas de RSC que en las propias acciones; falta de una adecuada planificación; no incorporar a las acciones de RSC como parte de la estrategia integral empresarial; confeccionar un balance social o reporte de sostenibilidad demasiado complej; Intentar ocultar la imagen negativa que tiene la empresa en otros aspectos; firmar el Pacto Global y pensar que con eso alcanza; desarrollar políticas de RSC hacia afuera y no hacer políticas en esta área puertas adentro; y contratar al personal inadecuado”, entre otros.

Existen muchas acciones: campañas, concursos, creación de centros de ayuda o formativos, financiación de proyectos sociales o ecológicos… Aunque lo que de verdad importa es que cualquier idea es buena si lo que se pretende es ayudar.

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